(...)
Es la falta de quien quiera proveerme una historia como la tuya.
Es la inocencia de quien en años de soledad ha olvidado las cicatricez de tu locura
locura que en algún punto converti en pasión
de esas que terminan por derretir mi hierro
porque, en mi salomónica conciencia, aún existe tu bíblico nombre
escrito en piedra,
mandamientos de lo que no se quiere resistir mas se debe mantener alejado.
Alucinógeno divino,
eres la droga que me mantiene sintiendo,
y es la falta de esa intensidad la que me lleva a consumir tu recuerdo,
inhalarte entre humos de esos días
cuando la tierna carne aun no escuchaba a la mente.
(...)
Damnatio Memoriae - M. Paola Malavasi
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